miércoles, diciembre 30, 2009

30 - DIC - 2009

La mano que acaricia el falo sin detenerse. Impulsado por el pensamiento del ser que recuerda vagamente a la mesalina de caderas voluptuosas, fingiendo placer oculto emanado de la cavidad húmeda embestida por la bestia fálica. Pasillos repletos de seres sin alma y pestilencia de coitos interrumpidos.
Comercio sin sentimientos, tan vacíos, tan monótonos que aun es el sueño de muchos vedados de una femenina con alma, o quizá de algún vicioso.
El sexo secta de muchos y pasión de muy pocos.