lunes, diciembre 31, 2007

Perdonen la tristeza

Ya casi se extingue el año 2007, y en ella guarda desgracias y pequeñas alegrías. No me emociona como antes la llegada de un nuevo ciclo, siento que es una continuación de los años que nos golpearon. Pero creo románticamente que existe un halito de esperanza, casi como un esténtor de muerto.
Los acontecimientos últimos, diría desgracias dieron un poco de material en esta sequedad en la que me encontraba. No detallaré que ocurrió porque la vergüenza seria muy grande. Soy un simple hombre que comete el error varias veces. Me pregunto a veces ¿que pasa?, ¿qué me sucede? Ahora no tengo una respuesta por más que ensaye horas, días, años. No quiero tener una muerte como la Edgar Alan Poe o ser emulo de Juan Gonzalo Rosé sentado en alguna taberna o bar de céntimos y de pasos zigzagueantes.

Siento melancolía como costumbre y es inevitable que asome una lágrima por mis gastados ojos, al dar las 00:00 horas del nuevo año. Ha ocurrido en los años que se perdieron en el olvido de los buenos recuerdos, muy probablemente ocurrirá ahora.

El espectáculo debe continuar.

Parnaso

Deseo compartir con usted algunos poemas, de poetas diversos y extraños en forma y fondo.


César Vallejo (Santiago de Chuco, 1892- París, 1938) FUE DOMINGO EN LAS CLARAS OREJAS DE MI BURRO...
Fue domingo en las claras orejas de mi burro

de mi burro peruano del Perú (Perdonen la tristeza)
Mas hoy ya son las once en mi experiencia personal,
Experiencia de un solo ojo, clavado en pleno pecho,
De una sola burrada clavada en pleno pecho,
de una sola hecatombe, clavada en pleno pecho.
Tal de mi tierra veo los cerros retratados,

ricos en burros, hijos de burros, padres hoy de vista
que tornan ya pintados de creencias,
cerros horizontales de mis penas.
En su estatua, de espalda,

Voltaire cruza su capa y mira el zócalo,
pero el sol me penetra y espanta de mis dientes incisivos
Un número crecido de cuerpos inorgánicos.
Y entonces sueño en una piedra

verduzca, diecisiete,
peñasco numeral que he olvidado,
sonido de años en el rumor de aguja de mi brazo
lluvia y sol en Europa, y ¡cómo toso! ¡cómo vivo!
¡cómo me duele el pelo al columbrar los siglos semanales!
y cómo, por recodo, mi ciclo microbiano,
quiero decir mi trémulo, patriótico peinado.



Martín Adán (Lima, 1908-1984)ESCRITO A CIEGAS
¿Quieres tú saber de mi vida?

Yo sólo sé de mi paso,
De mi peso De mi tristeza y de mi zapato.
¿Por qué preguntas quién soy,

Adonde voy?... Porque sabes harto
Lo del Poeta, el duro Y sensible volumen de ser mi humano
Que es un cuerpo y vocación
Sin embargo...
Entonces te diré de mi vida

Que no es más que una palabra más...
La toda tuya vida es como una ola:
Saber matar
Saber morir
Y no saber retener su caudal
Y no saber discurrir y volver a su principio,
Y no saber contenerse en su afán...
Si quieres saber de mi vida

Vete a mirar al Mar.



Jorge Eduardo Eielson (Lima, 1921) LA SONRISA DE LEONARDO ES UNA ROSA CANSADA (Fragmento)
...Imaginando un objeto imposible

Una máscara de papel quemado al voltear una esquina
Como si el huracán viajara sobre rieles de diamante
Diciendo por ejemplo hoy está cerrado
El cafetín de al lado y la mantequilla
Apenas basta para seguir viviendo y alcanzar la salida
Girando que estoy triste que estoy triste
Insultando el mapa mundo la cúpula sublime
Cuando la verdad no deseo nada no me importa nada
Sino fumar tranquilamente al borde de la cama
Como cuando era niño y tomaba el desayuno mirando hacia delante
Mientras mi corazón que tal imbécil mi corazón
Crece y crece como un tumor de terciopelo...



Juan Gonzalo Rosé (Tacna, 1928-Lima, 1983)GASTRONOMIA
Para comerse un hombre en el Perú

hay que sacarle antes las espinas,
las vísceras heridas,
los residuos de llanto y de tabaco.
Purificarlo a fuego lento.
Cortarlo en pedacitos
y servirlo a la mesa con los ojos cerrados,
mientras se va pensando
que nuestro buen gobierno nos protege.
Luego:

afirmar que los poetas exageran.
Y como buen final:

tomarse un trago.



Javier Heraud (Lima, 1942-Puerto Maldonado, 1963)MI CASA MUERTA(Fragmento)
Teníamos nuestra pérgola

y dos puertas a la calle,
un jardín a la entrada
pequeño pero grande
un manzano que yace seco
ahora por el grito y el cemento.
El durazno y el naranjo

habían muerto anteriormente
pero teníamos también (¡cómo olvidarlo!)
un árbol de granadas.
Granadas que salían

de su tronco
rojas,
verdes,
el árbol se mezclaba
con el muro,
y al lado
en la calle,
un tronco que
daba moras
cada año
que llenaba de hojas
en otoño las puertas de mi casa.
No derrumben

había dicho
dejen al menos mis
granadas
y mis moras
mis manzanas y mis
rejas.
Mi corazón se quedó

con mi casa muerta...



María Elena Cornejo (Lima, 1949-1972)LA MUCHACHA MALA DE LA HISTORIA
soy

la muchacha mala de la historia
la que fornicó con tres hombres
y le sacó cuernos a su marido,
soy la mujer

que lo engaño cotidianamente
por un miserable plato de lentejasla
que le quitó lentamente su ropaje de bondad
hasta convertirlo en una piedra
negra y estéril
soy la mujer que lo castró
con infinitos gestos de ternura
y gemidos falsos en la cama
soy

la muchacha mala de la historia