martes, septiembre 26, 2006

El movil detenido

El tiempo pasa sin misericordia a los lentos y atropellando a los rápidos, Sentado mirando por la ventana dentro de un móvil observo a las personas en traje con fólderes en la mano, y unas cuantas monedas en el bolsillo. Esperando la oportunidad de su vida, mientras tanto tienen que liar con su realidad inmediata, la mediata puede esperar. Porque esa no importa ahora sino el beber, el sexo, la ropa, lo cotidiano, el hablar por teléfono de banalidades que las circunstancias la cubren de importancia. Hablamos de crecer ¿Pero en que sentido? Soñamos con cosas cortas, pero tan difíciles de conseguir. ¿Porqué mi mente no puede llenarse de futilidades?, dejar de ser menos confusa y oscura de escribir tonterías como está, y así poder hablar por teléfono de banalidades que se cubren de importancia por lo cotidiano.