jueves, enero 31, 2008

Enero 2008

El año ya empezó y las desilusiones aumentan, también el temor a lo incierto. A lo oculto, a lo mefistofélico, al futuro.
Es el último día del mes de enero, no me regocijo al mirar atrás. Ahora siento diferente, observo diferente, ya no con la mirada del joven.
Todo lo que me rodea ya no me pertenece (quizá nuca me perteneció). Pero a pesar de la melancolía que me acoge como su hijo. Los halitos de esperanza están presentes.

Lo que hago ahora no me satisface, deseo tomar las riendas, y dejar los lamentos de fin de año.